La propuesta de Yago sobre la venta de los autos de lujo dejó a Diana y Ludwig en un estado de shock y furia. Pero Yago no había terminado. Su visita nocturna al Country Club no era solo para discutir vehículos. Su objetivo era desmantelar por completo las viejas estructuras de poder y exponer la corrupción subyacente.
—Y eso no es todo, padre —continuó Yago, su voz inmutable, como un fiscal presentando pruebas irrefutables. Se giró ligeramente hacia Diana, aunque su mirada seguía fijada en el impacto de sus palabras en Ludwig—. He estado investigando a fondo las finanzas de la matriz. Y descubrí tus planes, padre, para abrir nuevas filiales en Estados Unidos y Canadá.
La revelación detuvo en seco a Diana, quien había estado a punto de explotar de nuevo. Un silencio tenso llenó la sala. Esta información era altamente confidencial, parte de un plan a largo plazo que Ludwig y Diana habían mantenido en secreto, especialmente de Yago, quien se suponía que solo manejaba Veracruz.
—¿De qué