-Las salas solo se usan en la mañana, y las cocinas se cierran a las diez de la noche, claro que se puede hacer una excepción por nuestros reyes. - dijo -Los cortinas se cierran a las seis... y... Mi reina, ¿me está escuchando?
Arista parpadeo y volteo a ver de nuevo al asistente Elian
-Si. Disculpa, no sabia que el recorrido demoraría tanto
-Bueno, el castillo es enorme- murmuro echándole un vistazo
Ella miro a su alrededor tambien -¿el rey nunca está cerca?
Eso pareció llamar su atención -¿ya lo extraña tan rápido?
La joven se sonrojo violentamente -que tonterías dices. No se trata de eso.- se mordió el labio inferior -más bien… -trato de recordar las cosas de la noche pasada - ¿Alguna vez la escuchaste hablar?
-¿A quién?- pregunto distraído mientras echaba un vistazo a unos papeles que sostenía
-A las cosas de la oscuridad. Los entes malvados.
El rio por lo bajo.- escucharlas… ¿Cómo que escucharlas?
-Si, ya sabes, como tener una conversación coherente con estas.
El la observo- no. ¿tu sí?
Y por su semblante y la nueva mirada que le dirigió fue suficiente para saber la respuesta que le daría a continuación -no – mintió
¿Cómo era eso posible? ¿un brujo de su nivel no podía? ¿y porque ella sí?
Quizás se estaba volviendo loca…
-¿Puedo preguntarle algo?- le dijo
-Claro- respondió Elian. Siempre parecía ser un guardia muy atento y servicial
-Antes el rey menciono que el hecho de ser una bruja era algo aberrante para él. Pero, el no opina lo mismo de usted. ¿Por qué hay una diferencia entre usted y yo?
El tipo se contrajo – no pretendo insultar a mi reina al responder algo así
Arista se sinceró – vamos, tú y yo sabemos porque estoy aquí. Mi vida para el rey en realidad no le importa. Soy menos que un insecto
-Eres valiosa
-Por lo que se. O por lo que ustedes creen que podría hacer. Asi que dímelo ahora, si prefieres jugar al papel falso de una reina falsa. Pues entonces es una orden
Elian suspiro – hay cosas que no te puedo revelar porque la orden del rey vale mas que el de la reina. Pero supongo que contestarte a esa pregunta no fue una de las prohibiciones. Bien, si el te ha dicho eso. Es por que, simplemente no es lo mismo
Arista se quedo callada esperando a por más.
El brazo de Elian se alzo hasta que su mano se tocó el pecho -Yo nací para servir a un monarca. -dijo -Mis servicios y mi nacimiento, hasta mi destino… todos ellos fueron hecho para un propósito. Fui planeado y concebido bajo la ley. Somos pocos así. Y muy cotizados. Mis padres fueron igual de planeados y seleccionados para concebir al brujo perfecto. O al menos, con un juego de probabilidades de que naciera con poder. Es todo. Tu… bueno… no estas registrada. Por eso eres un secreto para todos.
-Pensé que el conceto de “bruja” era un secreto para todos
-No para la clase con poder
-Hablas de riqueza
-Si. Gente que anhela mas que el oro. Magia. Pero la magia, -niega – es peligrosa y sagrada. Todos lo sabemos. -la mira - tú también debes sentirlo así
-Seguro -contesto
-Si necesitas ayuda en el como realizar algo, puedo ofrecerme para enseñarle
"No me digas…" pensó
-Lo tendré en mente.
Algún día su mentira explotaría, solo esperaba que no le reventara en la cara
-Por cierto, ya es hora. El rey saldrá del castillo a una reunión elegante con otros monarcas. La llevara consigo
-¿F-fuera del palacio…?
-Si. Y por favor le pido que no intente ninguna tontería. Escapar es imposible. Se lo digo desde ya.
-No pensaba hacer eso -mintió con descaro
Luego se dio media vuelta indignada, después de todo la dejaban merodear por ciertas partes del palacio con fingida libertad. Una falsa sensación de poder.
Mas tarde aquella tarde, Arista ya se encontraba subida en el carruaje con un elegante vestido y justo a su lado sentado aquel hombre de aspecto intimidante. Casi como si su sola presencia abarcara todo el lugar por donde pasara.
-Su compañía es un poco abrumadora -confeso ella agotada
-Quizás se daba a la sombra
Lo dudaba. Era el. Su gesto, su postura, su semblante. Todo en él lo hacían una persona de temer.
-La expresión de tus ojos, sin importar el color, no variaría – le recrimina
-¿Te incomodo? ¿es lo que tratas de decirme? -lo piensa – no parecía incomodarte cuando era más joven
Ella conocío a Azariel en su pueblo unos días después de la muerte de su madre, y el muchacho estuvo yendo y viniendo por dos años hasta que desaparecio por completo. Pero, ¿quien era este tipo ahora? Un sujeto que estaba dispuesto a matarla sino cumplía sus caprichos. Su deseo mas profundo. Aquel que hacia del gesto de besar una tonteria, no le significaba nada
-Ustedes quieren mi ayuda, pero tengo la extraña sensación de que me siguen ocultando información importante...
El rey no contesto. Su cabello negro hacia un contraste asombroso con su pálida piel -¿aquel color es secuela de la maldición?- y ella casi inconscientemente había llevado su mano hasta la frente del joven, pero antes de llegar a tocarlo este la detuvo agarrándola de la muñeca compartiendo solo un momento.
-No intentes tocarme por tu cuenta nunca mas. -la miro serio - No lo hagas nunca.
-¿P-por…. Porque…?
-Ha atacado a personas antes
No había entendido la respuesta hasta que la analizo. “ha atacado”
La sombra. No él.
-Pero… tu sueles tocarme… haces contacto conmigo y no…
-Es diferente. Cuando soy consciente de que estoy por hacerlo, puedo prepárarme mentalmente para ello, hacer una barrera.
Entonces comprendió que esta carga era de llevar un constante control todo el tiempo. Quizás solía ser demasiado.
-¿Batallas contra esa cosa todos los dias, y a todas horas?
El desvió la vista por la ventana del carruaje -A veces… a veces la escucho hablar en sueños...
Y su corazón se acelero.
“Podemos deshacernos de el” habia dicho
“Puedo ser tu aliado”
“Y solo así, tu serás libre”
Sacudió su cabeza alejando las provocaciones de aquel ser de su mente. Matarlo. Eso es lo que le habia propuesto la sombra. Ella no podía matarlo. Ella no podría matar a nadie. Y menos a un rey.
-Su alteza…
-Ya llegamos. -la corto de golpe. Entonces se bajo del carruaje, pero ella aún seguía hecha un cumulo de dudas e inseguridades
Le tendió la mano para ayudarla a descender. - Arista, - la llamo -este lugar está lleno de mis enemigos
-Entiendo
Pero cuando empezó a caminar sintió la cercana de un cuerpo inclinándose sobre el suyo impidiéndole sus pasos
-¿Q-que...?
-Solo tienes permitido mirarme a mi – le susurro en una orden, con su cabeza inclinandose hacia la suya
-S-si… comprendo…
-Porque si te apartas de mi lado… -la miro– yo mismo te matare.
Un castillo igual de grande y elegante los esperabaArista cargaba uno de sus antiguos vestidos rojos. A pesar del rey haberle dado mas de uno nuevo, ella no se atrevía ni a tocarlos. Apenas y podía mirarlos. Ponérselos seria interpretar y darle veracidad a una mentira. Ya de por si estaba hasta el cuello de ellas, no necesitaba más.-Podrías haber usado aunque sea la joyería. Quizás en el futuro te daré la orden de solo usarlos-¿Insinúa que no estoy a la altura?-lo miro con orgullo heridoEl rey se mantuvo inmutable. A veces era fácil olvidar lo joven que era. Pues la seriedad que siempre cargaba el muchacho en sus ojos le quitaba cierto aire de juventud. Pero lo era. Su rostro era el de un joven de apenas unos veintiséis años.-Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que te vi en el pueblo... -murmuro por lo bajo ella refiriendose y recordando a Azariel. O como en ese tiempo lo conocia.El rey la miro esta vez. -Pues permíteme contestarte entonces, no es eso. Creo que estas a la
Vestía de negro con un gran abrigo encima. Todo en el le avisaba del peligro. Y su juventud solo era otra prueba de su viveza, y su belleza de una cruel mortalidad.-Usted, es un poco descortés ¿así suele hablar con las personas que no conoce?-Solo con las que han llamado mi atención. – y su mirada era indescifrable. -¿robar el tesoro de otro rey se considera un delito?- rio-Pues en realidad lo es -recordó -traicionar a un monarca así en contra de sus deseos puede poner a una nación contra otra.« Y no es la primera vez que se peleaban guerras a casusa de una mujer » pensó-Si. Muy sabio pensar, -soltó sin sorpresa -pero yo no soy cualquier monarca masEntonces lo examino con más atención y por el como todos lo miraban en la sala y los lacayos que tenía detrás lamiéndole las botas podía darse cuenta de que tenia razón. ¿Quién era este sujeto?-Te darás cuenta después – le soltó como si hubiera podido leer su pensamiento -porque si me quedas mirando más, quizás tu rey se ponga celoso
¿Ladrar como un qué?¿Qué clase de intento de humillación era ese?Lo pensó rápidamente analizando sus opciones. Sus pensamientos viajando más rápido del ritmo en el que podía procesarlo mientras la magia la envolvía, pero sin hacer ningún efecto.No le afectaba… No le hacía nada…Aun consciente trato de tomar una decisión en cuestión de rápidos segundos.Ella ya estaba tocada por la magia. La magia de la bruja de anteaños que quiso hechizar a su madre, por eso esta no dejaría ingresar a una nueva. Ni siquiera sabía que era inmune a algo como eso. Pero al parecer lo era. Que gran ventaja. E infortunio también.Sus ojos amarillos en un lapso de segundos se llenaron de duda. Duda del porque quizás ella no estaba obedeciendo. Pero no podía dejar que lo supiera. Que lo sospechara. Que nadie se enteraraAsí que antes de que Fell abriera la boca para decir algo…-Guau…- se había arrodillo tratando de poner la mirada perdida. Tan solo puesta en el horizonte.Y las risas llenaron todo el saló
El pánico se instaló en Arista al escuchar la orden.¿Qué?Como pudo entrecerró los ojos tratando de verlo mejor, pero el semblante del rey Fell era todo un poema.¿Podría salvarse de esto?¿Debía ella intervenir?-R-rey Karim…- ella alzo su mano hacia el con la intención de llamarlo -yo…-pero pronto otra voz interrumpió la suya-Claro, mi rey- fue la respuestaNoto como el muchacho de túnica oscura metio su mano dentro y retiro de ella una daga, esta tan filosa como solo las mismas palabras pueden serlo.La orden había sido una ley para él. Con su cabeza gacha era imposible verle la mirada. Pero por lo decisivo de sus movimientos se noto que no había duda en él.-Karim… -rogo otra vez ella– esto no es necesario. Yo…Pero no había piedad en el rostro del rey. Había odio. Una mirada de molestia que solo estaba dedicada al hombre frente a el-Karim…-llamo una vez mas y solo entonces el rey volteo a verla.Sus hombros antes tensos se relajaron. Y sus ojos parecieron ablandarse al mirarla
Había cortado su mano. Deshaciéndose de una parte de su ser. Sin una pizca de dolor. Sin una piza de duda. Solo una orden dada, solo una acción. Eso basto. Y obedeció.La muchacha se sintió sin habla y por un momento pensó que esto no podía ser real. Fue como salirse de su cuerpo. Todo esto se sentía… mal.¿Por qué lo había hecho?Lo había escuchado retractarse y ahora…Luego Fell procedió a rasgar con su otra mano una parte de su propia ropa para envolverse el final de su brazo para evitar así que más de su sangre se derramara.Dio unos pasos hacia ellos dos. -Espero que este acto sea de su agrado para perdonar mi imprudencia. Y que mi reino no tenga repercusionesEl rey Karim no respondió.Fell estaba actuando y hablando como si no hubiera perdido una mano. Como si tan solo se hubiera arrancado una uña.Y luego alzo la mirada hacia Karim -¿Está satisfecho, mi rey? – y sus ojos amarillos mantenían un semblante tranquilo-Tu reino, -dijo – está a salvoEntonces Arista lo entendió.Su
Miente. Miente.Miente.Si ella le decía que estas heridas eran a causa de los maltratos de sus hermanastras y su madrastra… ¿Qué haría el rey?Si con Fell le había ordenado cortarse su mano sin siquiera tocarla… ¿qué haría con su familia?Podía vengarse, podía elegir ese camino, pero… ¿quería hacerlo? Él ya había demostrado lo peligroso que era. Lo volátil y feroz, el no daba tregua al dolor. Arrebataba con todo. Y su gesto era imponente.-Nadie me lo ha hecho -contestoEl rey solo la observo sin decir nada.Quizás no le creía, debía ser más convincente – yo… soy una bruja inexperta -dijo. Quizás no era el mejor camino, pero no se le ocurría nada mejor – y he hecho hechizos que han salido muy mal y… he probado ciertos venenos y… y supongo que me he lastimado un poco. Las… las fuerzas oscuras son agresivas y peligrosas -lo miro – prometo ser más cuidadosa desde ahora.Entonces los ojos de Karim cambiaron su expresión -entiendo¿Le había creído? ¿de verdad lo había hecho?-Entonces tie
-¿Para qué quieres ver a tus hermanas? ¿Por qué siquiera preguntas eso? Los prisioneros no son asuntos de la realeza -Mi familia es asunto mío -dijo. No era realmente que les agradara, pues sabía que ellas la despreciaban. Ni la amaban y se habían asegurado de demostrarles cada día de su vida que ella no valía nada. Que era solo una molestia. Elian rio de mala gana -claro, había olvidado que quien estaba tras esas rejas llevan tu sangre- entonces la miro y su semblante cambio casi como si la compadeciera -quizás sea algo que puedas hablar con el rey -El rey no esta Eso la hizo mirarla de nuevo con suspicacia -¿acaso esta interrogación es apropósito? Has elegido precisamente este día, y este momento para hacerlo. Y entre otras cosas ¿Qué ha pasado esta noche? El rey regreso con un rostro de temer. ¿Qué ha pasado para que se molestara tanto? ¿y que le paso a tu vestido? Arista ignoro sus interrogaciones y se sentó en su cama. -¿me vas a ayudar a mi primero sí o no? El joven suspir
El rey fue una de las primeras personas que arribo al lugar, o al menos a uno de los primeros puntos-Su majestad, nadie ha llegado aún- se arrodillo uno de sus hombres al hablarle -quizás… quizás debió haber traído a su mano derecha...-Pareces preocupado, Damien ¿no te crees capaz de garantizar mi protección?El hombre vacilo -no es eso. No creo que usted necesite siquiera protección, es más fuerte que yo. Pero aun así… Elian…-Elian tiene trabajo que hacer en casa.Pues Karim sabía que había algo más que deseaba proteger. Algo más valioso que su propia vida. Mientras él estuviera en el castillo nadie ajeno pasaría sus dominios, de otro modo, Elian lo sentiría.-De acuerdo, mi rey -dijo – me asegurare de los preparativos estén listos– y el hombre se levantó. Y justo al mismo tiempo otra mujer llegaba hacia ellos dosKarim la conocía bien. La mujer de vestido corto y extraño, un color fucsia, cabellos y ojos morados. Mirada enloquecida, e inquieta.No de nuevo…-Mi rey, no lo esperab