Capitulo 4

-Las salas solo se usan en la mañana, y las cocinas se cierran a las diez de la noche, claro que se puede hacer una excepción por nuestros reyes. - dijo -Los cortinas se cierran a las seis... y... Mi reina, ¿me está escuchando?

Arista parpadeo y volteo a ver de nuevo al asistente Elian

-Si. Disculpa, no sabia que el recorrido demoraría tanto

-Bueno, el castillo es enorme- murmuro echándole un vistazo

Ella miro a su alrededor tambien -¿el rey nunca está cerca?

Eso pareció llamar su atención -¿ya lo extraña tan rápido?

La joven se sonrojo violentamente -que tonterías dices. No se trata de eso.- se mordió el labio inferior -más bien… -trato de recordar las cosas de la noche pasada - ¿Alguna vez la escuchaste hablar?

-¿A quién?- pregunto distraído mientras echaba un vistazo a unos papeles que sostenía

-A las cosas de la oscuridad. Los entes malvados.

El rio por lo bajo.- escucharlas… ¿Cómo que escucharlas?

-Si, ya sabes, como tener una conversación coherente con estas.

El la observo- no. ¿tu sí?

Y por su semblante y la nueva mirada que le dirigió fue suficiente para saber la respuesta que le daría a continuación -no – mintió

¿Cómo era eso posible? ¿un brujo de su nivel no podía? ¿y porque ella sí?

Quizás se estaba volviendo loca…

-¿Puedo preguntarle algo?- le dijo

-Claro- respondió Elian. Siempre parecía ser un guardia muy atento y servicial

-Antes el rey menciono que el hecho de ser una bruja era algo aberrante para él. Pero, el no opina lo mismo de usted. ¿Por qué hay una diferencia entre usted y yo?

El tipo se contrajo – no pretendo insultar a mi reina al responder algo así

Arista se sinceró – vamos, tú y yo sabemos porque estoy aquí. Mi vida para el rey en realidad no le importa. Soy menos que un insecto

-Eres valiosa

-Por lo que se. O por lo que ustedes creen que podría hacer. Asi que dímelo ahora, si prefieres jugar al papel falso de una reina falsa. Pues entonces es una orden

Elian suspiro – hay cosas que no te puedo revelar porque la orden del rey vale mas que el de la reina. Pero supongo que contestarte a esa pregunta no fue una de las prohibiciones. Bien, si el te ha dicho eso. Es por que, simplemente no es lo mismo

Arista se quedo callada esperando a por más.

El brazo de Elian se alzo hasta que su mano se tocó el pecho -Yo nací para servir a un monarca. -dijo -Mis servicios y mi nacimiento, hasta mi destino… todos ellos fueron hecho para un propósito. Fui planeado y concebido bajo la ley. Somos pocos así. Y muy cotizados. Mis padres fueron igual de planeados y seleccionados para concebir al brujo perfecto. O al menos, con un juego de probabilidades de que naciera con poder. Es todo. Tu… bueno… no estas registrada. Por eso eres un secreto para todos.

-Pensé que el conceto de “bruja” era un secreto para todos

-No para la clase con poder

-Hablas de riqueza

-Si. Gente que anhela mas que el oro. Magia. Pero la magia, -niega – es peligrosa y sagrada. Todos lo sabemos. -la mira - tú también debes sentirlo así

-Seguro -contesto

-Si necesitas ayuda en el como realizar algo, puedo ofrecerme para enseñarle

"No me digas…" pensó

-Lo tendré en mente.

Algún día su mentira explotaría, solo esperaba que no le reventara en la cara

-Por cierto, ya es hora. El rey saldrá del castillo a una reunión elegante con otros monarcas. La llevara consigo

-¿F-fuera del palacio…?

-Si. Y por favor le pido que no intente ninguna tontería. Escapar es imposible. Se lo digo desde ya.

-No pensaba hacer eso -mintió con descaro

Luego se dio media vuelta indignada, después de todo la dejaban merodear por ciertas partes del palacio con fingida libertad. Una falsa sensación de poder.

Mas tarde aquella tarde, Arista ya se encontraba subida en el carruaje con un elegante vestido y justo a su lado sentado aquel hombre de aspecto intimidante. Casi como si su sola presencia abarcara todo el lugar por donde pasara.

-Su compañía es un poco abrumadora -confeso ella agotada

-Quizás se daba a la sombra

Lo dudaba. Era el. Su gesto, su postura, su semblante. Todo en él lo hacían una persona de temer.

-La expresión de tus ojos, sin importar el color, no variaría – le recrimina

-¿Te incomodo? ¿es lo que tratas de decirme? -lo piensa – no parecía incomodarte cuando era más joven

Ella conocío a Azariel en su pueblo unos días después de la muerte de su madre, y el muchacho estuvo yendo y viniendo por dos años hasta que desaparecio por completo. Pero, ¿quien era este tipo ahora? Un sujeto que estaba dispuesto a matarla sino cumplía sus caprichos. Su deseo mas profundo. Aquel que hacia del gesto de besar una tonteria, no le significaba nada

-Ustedes quieren mi ayuda, pero tengo la extraña sensación de que me siguen ocultando información importante...

El rey no contesto. Su cabello negro hacia un contraste asombroso con su pálida piel -¿aquel color es secuela de la maldición?- y ella casi inconscientemente había llevado su mano hasta la frente del joven, pero antes de llegar a tocarlo este la detuvo agarrándola de la muñeca compartiendo solo un momento.

-No intentes tocarme por tu cuenta nunca mas. -la miro serio - No lo hagas nunca.

-¿P-por…. Porque…?

-Ha atacado a personas antes

No había entendido la respuesta hasta que la analizo. “ha atacado”

La sombra. No él.

-Pero… tu sueles tocarme… haces contacto conmigo y no…

-Es diferente. Cuando soy consciente de que estoy por hacerlo, puedo prepárarme mentalmente para ello, hacer una barrera.

Entonces comprendió que esta carga era de llevar un constante control todo el tiempo. Quizás solía ser demasiado.

-¿Batallas contra esa cosa todos los dias, y a todas horas?

El desvió la vista por la ventana del carruaje -A veces… a veces la escucho hablar en sueños...

Y su corazón se acelero.

“Podemos deshacernos de el” habia dicho

“Puedo ser tu aliado”

“Y solo así, tu serás libre”

Sacudió su cabeza alejando las provocaciones de aquel ser de su mente. Matarlo. Eso es lo que le habia propuesto la sombra. Ella no podía matarlo. Ella no podría matar a nadie. Y menos a un rey.

-Su alteza…

-Ya llegamos. -la corto de golpe. Entonces se bajo del carruaje, pero ella aún seguía hecha un cumulo de dudas e inseguridades

Le tendió la mano para ayudarla a descender. - Arista, - la llamo -este lugar está lleno de mis enemigos

-Entiendo

Pero cuando empezó a caminar sintió la cercana de un cuerpo inclinándose sobre el suyo impidiéndole sus pasos

-¿Q-que...?

-Solo tienes permitido mirarme a mi – le susurro en una orden, con su cabeza inclinandose hacia la suya

-S-si… comprendo…

-Porque si te apartas de mi lado… -la miro– yo mismo te matare.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo