—¿Crees que perdió la razón? —preguntó Selena, arrugando la frente, con la voz baja e incrédula.
Jaden ladeó la cabeza, manteniendo esa calma habitual en sus ojos.
—No tanto. Solo está... aliviado. Ese tipo de pánico y el orgullo no se mezclan bien. El hombre está borracho de desesperación.
Su sonrisa permaneció ahí, indescifrable.
Selena volvió a mirar hacia la puerta por donde había desaparecido Declan. Todavía no lograba procesar el espectáculo. ¿Un hombre como Declan Raze suplicando de rodillas? Algo no cuadraba.
Se giró hacia los demás. Vane y Nora parecían igual de confundidos, con expresiones paralizadas en un silencio atónito. Nadie había tocado su desayuno.
El silencio se mantuvo un momento. Luego, cuando todos volvieron a la mesa e intentaron actuar como si nada hubiera pasado, Vane rompió la quietud.
—Tengo que preguntarte algo —dijo, observando a Jaden con atención—. Hace rato... dijiste que el señor Raze vendría hoy. Estabas muy seguro. —Fijó la mirada—. Dime la verdad. ¿T