En el Hotel White, Gran Salón de Banquetes
Los candelabros de cristal destellaban como diamantes sobre el piso. Los meseros, impecables en sus uniformes blancos y negros, se abrían paso entre la multitud de magnates y miembros de la élite; sus bandejas de plata estaban repletas de los vinos más exquisitos y manjares que solo una fortuna podía comprar.
La atmósfera vibraba con el murmullo de las conversaciones, las risas y el suave tintineo de las copas al chocar. Aquella noche no era un banquete cualquiera.
Era una reunión de poder. De influencia. De secretos. Y en el centro de todo aquello se encontraba él: Sombra.
El espadachín más peligroso de Ravenmoor, vestido con un traje negro hecho a la medida, hacía girar con desgana una copa de vino tinto en su mano.
—Vaya concurrencia... y todo por mí —dijo Sombra con una sonrisa gustosa, de pie sobre la plataforma. Sus rasgos afilados resplandecían bajo la iluminación dorada y su voz cortó el murmullo general—. En serio... me siento halagad