El equipo liderado por Raiden y Aria se dirigía hacia el territorio de Luna Oscura, un lugar cargado de historia y peligro. La misión era clara: recuperar el orbe antes de que Kael pudiera reclamarlo. Sin embargo, esta vez, cada paso debía ser calculado; la seguridad de Cuarto Creciente y el destino de la manada dependían de ello.
Antes de partir, Raiden reunió a Thane, Darius, y algunos guerreros de confianza para garantizar que las gemelas estarían protegidas. En el salón principal, Thane inclinó la cabeza en señal de respeto.
Thane:
“No se preocupen por la manada. Mantendremos todo bajo control.”
Aria miró a sus pequeñas, Alma y Luz, que estaban abrazadas en un rincón, aún demasiado jóvenes para entender completamente lo que sucedía. Se arrodilló junto a ellas, acariciándoles el cabello.
Aria:
“Me voy por un tiempo, pero volveré pronto. Darius y Thane estarán aquí para cuidarlas.”
Gabriel, que observaba desde un lado, apretó los puños con una mezcla de determinación e inquietud. De