Capítulo cuarenta. La Luna verdadera ha regresado.
—No... —susurró Kael, y dio un paso atrás, como si un golpe invisible lo hubiera alcanzado en el pecho—. No... puede ser.
El eco de esas palabras pareció rebotar en cada rincón del salón, como si la propia tierra dudara de lo que acababa de oír.
Lyra —Serena— se quedó quieta, como si le hubieran drenado la sangre del cuerpo. No había fuerza en sus piernas, ni aire en sus pulmones. Sólo caos. Puro y desgarrador.
Kael no la miraba. No la podía mirar. Tenía la mirada clavada en Ewan, los ojos inyectados de incredulidad y furia.
—Dímelo otra vez —ordenó con voz rota—. Mírame a la cara y repítelo.
Ewan asintió, con la mandíbula tensa y los ojos vidriosos.
—Lyra es Serena. Está viva. Sobrevivió al veneno, aunque le borraron la memoria. Y el niño… Liam. Es hijo de ella y tuyo.
Kael tragó saliva, pero no logró que nada bajara por su garganta. Sintió que el mundo se inclinaba. Le ardía la piel. El corazón le martillaba el pecho.
—Eso no es pos