*—Danny:
Con la confesión de Danny, donde este e dijo a su amado que no quería que se alejaran y que tampoco terminara, Uriel echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en su hombro. Giró el rostro apenas, lo suficiente para mirarlo con esos ojos azules que siempre lo habían atrapado.
Danny sonrió suavemente antes de inclinarse y rozar sus labios con los suyos. Un beso ligero, apenas una caricia, pero Uriel tembló bajo su toque, y eso fue todo lo que Danny necesitó para encenderse como una antorcha.
Giró su cuerpo entre sus brazos y lo besó con urgencia, con hambre. Se apoderó de su boca, presionando su cuerpo contra el suyo mientras su lengua buscaba la de Uriel en una danza que conocía demasiado bien.
Uriel jadeó contra sus labios, pero no se resistió. Sus manos subieron hasta su pecho, aferrándose a su camisa como si él fuera su único ancla en ese momento.
Los besos se volvieron más intensos. Sus respiraciones entrecortadas llenaron la oficina, el sonido de sus labios encontránd