*—Uriel:Estaba emocionado por la cita de esta noche.Uriel había salido con muchas personas, claro. Nunca había ocultado que disfrutaba del sexo libre, sin ataduras ni promesas. Era un alma hedonista, sensual por naturaleza. Pero citas formales… de esas que te hacen revisar el clóset dos veces, perfumarte con cuidado y hasta cuestionarte si afeitarte completo o no… hacía años que no tenía una. Danny era el único con quien había compartido algo serio, íntimo de verdad. Así que sí, estaba emocionado. Nervioso, incluso.Sin embargo, no podía presentarse a esa cita sin prepararse como correspondía. Había pasado tiempo desde que intimaron a fondo, desde aquella vez en el club Oscuro, y aunque no había vuelto a usar ese espacio para encuentros sexuales, esta noche planeaba hacer una excepción. Quería que todo fuera perfecto. Que Danny lo recordara. Que se perdiera en él, como antes.Con esa idea clara, se dirigió a su tienda favorita: un paraíso del erotismo, donde la lujuria y el
*—Uriel:Como era la hora del almuerzo, Uriel fue a un restaurante cerca de la firma, comió algo ligero y, cuando llegó el momento de regresar, volvió caminando hacia la oficina con paso tranquilo.Entró silbando, de buen humor, saludando a algunos compañeros que se cruzaban en su camino mientras marchaba hacia su oficina, pero al llegar a su destino, notó algo extraño: Erik, que estaba en su escritorio justo fuera de la oficina, se levantó de golpe como un resorte. Su expresión era tensa, casi nerviosa.—¿Pasa algo? —preguntó Uriel, frunciendo el ceño.—Baja la voz —murmuró Erik, mientras lo apartaba de la puerta con urgencia—. Escucha, tienes un visitante.Uriel arqueó las cejas, sorprendido.—¿Un visitante? ¿Otra vez el señor Hahn? Ese hombre no se cansa…—comenzó a decir, quejándose, pero Erik le quitó las bolsas que traía en las manos—. ¡Oye! ¿Qué haces? —preguntó, confundido, al ver cómo Erik escondía las bolsas detrás de su escritorio.—Todos saben que eres homosexual, Ur
*—Uriel:Quizá no debió haber venido en su propio vehículo, pero como vivían tan alejados el uno del otro y aún no habían definido la dinámica entre ellos, al final Uriel decidió conducir hasta el lugar de encuentro: Day&Night, el nuevo club nocturno de la cadena de Damien.Había participado en su diseño, había opinado sobre cada rincón, cada luz, cada textura, pero nunca había vuelto desde entonces. Se había saltado la inauguración, pues ya que fue para ese entonces cuando Uriel se había legado con Danny y sus queridos amigos le habían ocultado que Danny iba a trabajar para Damien. Pero claro, esta noche... esta noche era diferente.Esta noche no se trataba del pasado. Era la oportunidad de construir un recuerdo nuevo, uno que valiera la pena atesorar.El corazón le latía rápido, demasiado rápido. Hacía años que no tenía una cita, que no empezara con miradas en un bar y terminara con ropa en el suelo. Sus encuentros habían sido fugaces, sin compromiso, sin historia, como si e
*—Uriel:—¿Sabes…? —comenzó a decir Uriel, ignorando la música que sonaba en el club—. Esto es divertido —le dijo a su novio, y Danny arqueó las cejas, viéndose confundido. Uriel sonrió—. Nunca pensé que, veinte años después, tendría una cita contigo. Más bien… —Uriel se rio divertido—. No soy una persona de citas.Danny sonrió.—Sí, yo tampoco, pero… —le tomó las manos entre las suyas—. Me gusta que hayamos decidido tener una cita después de tanto tiempo —alzó sus manos y le dio un suave beso a cada una—. Sin embargo, te seré sincero —agregó, y Uriel arqueó las cejas, esperando ver con qué salía su novio—. Es un poco incómodo. No es que me sienta incómodo contigo, no, no es eso, es solo que… —Danny hizo una mueca—. Ha pasado tiempo desde que salí con alguien.Eso le sacó una carcajada a Uriel. Era obvio, había estado casado.—Dah, estabas casado —le recordó Uriel divertido.—Sí, pero… —Danny movió la cabeza—. ¿Quieres que sea muy sincero?—No te esforzaste con Erika, ¿eh? —se
*—Uriel:En el ascensor, apenas se cerraron las puertas, Uriel se colgó del cuello de Danny, lo atrajo hacia sí y lo besó con hambre. El beso fue húmedo, rudo, lleno de ganas contenidas. Las carcajadas y murmullos de los otros clientes en el elevador apenas les hicieron cosquillas en el oído. A Uriel le daba igual. Ese club era un espacio libre, nadie iba a escandalizarse por un par de hombres besándose como si quisieran devorarse.Cuando las puertas se abrieron en el estacionamiento subterráneo, Uriel no dudó en tirar de Danny, sacando el control remoto de su bolsillo para desbloquear el auto. Caminaban apresurados, casi tropezando con la urgencia que les hervía en la sangre. Sin embargo, al llegar al coche, en lugar de ir hacia los asientos delanteros, Uriel abrió la puerta trasera. Danny lo miró alzando una ceja, divertido. Uriel no dijo nada, pero el mensaje era claro: no llegarían a casa.Danny soltó una risa ronca y obedeció. Se deslizó en el asiento trasero, recostándose
*—Danny:Se caló una gorra en la cabeza y se miró en el espejo, evaluando su aspecto con una mirada crítica.La noche anterior, Uriel le había pedido que se vieran temprano en la mañana y le sugirió que llevara ropa cómoda o deportiva. Danny, como era de esperarse, no tardó en sacar sus propias conclusiones: seguramente Uriel planeaba una cita al aire libre o algo por el estilo. Además, recordaba la expresión triste que su novio había tenido en el club, cuando tocaron el delicado tema de su familia y mencionaron a Nathaniel.La invitación repentina y la petición de vestimenta casual reforzaban su teoría: probablemente irían a algún lugar de bateo. Así que Danny eligió un pantalón deportivo gris, una camiseta negra ceñida al cuerpo y sus mejores zapatillas de entrenamiento. Como toque final, se colocó una gorra azul marino de su equipo favorito, acomodándola con gesto decidido.Una vez listo, se sentó a esperar mientras bebía una taza de café humeante. Era probable que desayunar
*—Danny:Cuando llegaron al lugar, Danny arqueó las cejas, confundido. Reconocía esos alrededores. El estadio municipal. La confusión se transformó en sorpresa y, enseguida, en alarma cuando vio la cantidad de gente entrando y saliendo con camisetas escolares.—¿Qué hacemos aquí, Uriel? —preguntó con un nudo formándosele en la garganta.Uriel sonrió, apagando el motor del todoterreno.—Hoy hay un juego entre escuelas —anunció, como si fuera lo más normal del mundo.Danny negó con la cabeza, sintiendo que el pánico empezaba a treparle por la piel.—No puedo estar aquí —dijo Danny, la voz rasposa y cargada de angustia. Miró a su alrededor con movimientos nerviosos, como si ya sintiera miradas clavándosele en la espalda—. No puedo. Erika, su familia… —Danny apretó las manos—. Si me ven, podrían llamar a la policía...Uriel, con una calma irritante, se quitó el cinturón de seguridad con un clic seco.—Revisé tu orden de alejamiento —expresó, girándose para encararlo directamente. D
*—Danny:Daniel Graves nunca imaginó que su vida tomaría este rumbo.Sus ojos se posaron en el edificio de dos pisos frente a él, un imponente inmueble negro con luces blancas que delineaban su contorno y detalles plateados que le daban un aire sofisticado. Estaba situado en una calle abarrotada del centro de la ciudad, pero incluso en medio del bullicio, aquel lugar parecía estar rodeado de una burbuja de exclusividad. Ni siquiera un murmullo de música se escapaba de sus paredes insonorizadas, un claro indicativo de cuán privado era. El Oscuro: un club nocturno reservado estrictamente para una comunidad en particular. Homosexuales.¿Por qué había decidido venir aquí precisamente hoy? La pregunta retumbaba en su mente mientras intentaba recordar la respuesta. Ah, sí. Porque su vida era un caos, porque estaba perdido y porque las dudas sobre quién era realmente lo consumían.Después de semanas de debates internos, había tomado la decisión de presentarse. Sin embargo, parado fren