*—Uriel:
A pesar de sentir una curiosidad intensa por la caja fuerte del armario, Uriel decidió dejarla de lado y comenzó a vestirse con la camisa crema que había sacado, pero mientras abotonaba los botones, un recuerdo inesperado se coló en su mente, helándole la sangre y, al instante, acelerándole el corazón.
Esa fecha.
Se giró lentamente hacia el armario, sintiendo un peso conocido en el pecho.
Fue un día que los marcó para siempre, una herida que tardó años en cerrar. Cerró los ojos y trató de precisar el día exacto. Dudó, así que sacó el teléfono y revisó el calendario para confirmar. Sí… era esa.
Con las manos ligeramente temblorosas, se agachó de nuevo y marcó los números.
El pitido que sonó fue distinto, más suave, acompañado de una luz verde.
La puerta se abrió con un clic.
Una sonrisa se dibujó en sus labios, aunque sus ojos ardían. Danny había usado como clave la fecha de su separación, aquella vez en que todo se vino abajo. Había sido un día festivo de la iglesia; los padr