Estacioné y cargué a mía para llevarla al Pent-house mientras sentía como estaba a punto de estallar, a esta niña había tenido que soportarle las insolencias que nunca pensé dejarle pasar a nadie. Así que apenas se despierte lo primero que haré será tener una conversación seria y más le vale que ponga de su parte, si no conocerá mi carácter, que estoy seguro de que no le agradará para nada, creo que he tratado de ser condescendiente con ella, ya que esta situación tampoco es fácil para mí.
—desperté desorientada, en unas sábanas de seda que olía muy bien, eso me hizo abrir rápidamente los ojos y noté que estaba en una habitación desconocida para mí, lo que me hizo darme cuenta de que todo lo que he vivido en las últimas horas no es un sueño, sino una pesadilla hecha realidad. Toqué mi cuerpo y descubrí que aún llevaba mi ropa, eso me hizo suspirar, aliviada, y me levanté para ver con quién me encontraba en este lugar.
Salí y vi un pasillo que tenía varias puertas, las cuales me imagin