Valentina se apartó: —Pasa.
Mateo entró.
Los dos se quedaron de pie en la sala. Valentina preguntó: —Señor Figueroa, ¿para qué me buscas?
Ese "señor Figueroa" ya marcaba una distancia, manteniéndolo a miles de kilómetros de ella.
Mateo se acercó: —Valentina, ¿podrías no ser tan fría conmigo? Todos estos años, nunca supe que era ella y no tú. Siempre te estuve buscando.
Valentina asintió: —Lo sé, ya me enteré de todo.
Mateo la tomó por los hombros: —Valentina, dame otra oportunidad, por favor. Ya hemos perdido tantos años, no quiero perderte de nuevo.
Valentina lo apartó con la mano: —Mateo, ya es tarde. En realidad, te di muchas oportunidades en mi corazón. Te di una oportunidad durante nuestro divorcio. Te di una oportunidad cuando Luciana y yo fuimos secuestradas al mismo tiempo. También esperaba que llegaras cuando me tenían en la mesa de operaciones para provocarme un aborto. Pero en cada momento que te necesité, me rechazaste cruelmente. Lo hiciste una vez, lo hiciste dos veces, y