Valentina se incorporó: — Daniel, estoy bien. El bebé y yo estamos perfectamente.
No iba a permitir que nada le sucediera a su hijo. Solo había tenido una pequeña amenaza de aborto por el secuestro.
Daniel la miró: — Valentina, estás esperando un hijo de Mateo. ¿Tampoco piensas decírselo?
Valentina sonrió con amargura: — Ya lo viste. Entre Luciana y yo, Mateo eligió a Luciana sin dudar. ¿Qué cambiaría contárselo? Mejor no decir nada. Puedo criar a este niño perfectamente sola.
Daniel suspiró. Aunque Valentina no lo expresara, sabía que la decisión de Mateo de abandonarla la había herido profundamente.
En ese momento llegaron Camila y Daniela. Corrieron hacia ella y tocaron su vientre: — Valentina, ¿cómo está el bebé? ¿Está bien?
Valentina sonrió: — Perfectamente.
Camila exclamó indignada: — Ese maldito señor Figueroa, ¿acaso está loco? Abandonar a su propio hijo por esa Luciana. Bebé, cuando nazcas, no le hagas caso a tu padre. Que se quede atrapado con esa Luciana.
Daniela frunció el