Capítulo 58 —Amo poner a la gente de los nervios
Narrador:
De pronto, Roman se puso de pie. Ese movimiento suyo, tan tranquilo y a la vez tan absoluto, llenó el despacho.
—Creo que estos tres —dijo, señalando a Luigi, Dominic y Dinorah —tienen cosas de seguridad que hablar. Tema aburrido para mí.
Sonrió apenas, ese gesto que no llegaba a suavizarle la mirada.
—Ven, hijo —añadió, dirigiéndose a Mateo —Demos un paseo por el jardín y pongámonos al día.
Mateo se incorporó de inmediato. Ambos salieron del despacho y atravesaron el pasillo en silencio, hasta llegar a la puerta trasera que daba al jardín. El aire fresco los envolvió en cuanto cruzaron al exterior.
Caminaron un par de metros más, alejándose de la mansión, hasta que Roman se detuvo bajo un árbol.
—Veo que estás madurando —dijo Roman, sin rodeos —Y eso me gusta. Me hace feliz. No por mí… sino por ti.
Mateo frunció el ceño, acostumbrado a que su padre rara vez hablara así sin que viniera un “pero” detrás. Y llegó.
—Ahora bien —co