Capítulo 59 —Por tí, casi Duarte
Narrador:
Una criada apareció por el sendero del jardín, caminando rápido pero con la cautela de quien sabe exactamente ante quién está a punto de hablar. Se detuvo a unos pasos de Roman y Mateo y juntó las manos con respeto.
—Señores Adler; la señora Mattos pidió avisarles que el almuerzo está por servirse.
Roman asintió con una sonrisa tranquila, esa que solo asomaba cuando estaba de buen humor.
—Gracias —dijo Mateo, limpiándose las lágrimas que aún tenía en los bordes por la risa.
Ambos retomaron el camino hacia la mansión, atravesando el corredor amplio que conectaba con el comedor. Se escuchaban voces, risas, platos acomodándose. El aroma a comida recién servida les abrió el apetito antes de llegar a la puerta.
Cuando entraron, la mesa estaba llena. Luigi sentado en la cabecera, conversando con Dominic. Valeria supervisando que todo estuviera correcto, radiante, encantadora como siempre. Todo parecía en orden. Excepto por un detalle. La silla de Di