Capítulo 49 —Las piernas
Narrador:
Valeria se puso de pie con las piernas todavía temblorosas y se acomodó el cabello como pudo.
—Voy al baño —murmuró, evitando mirarlo demasiado porque si lo miraba… volvía.
Desapareció por el pasillo del jet.
Luigi exhaló, pasó una mano por su rostro y se acomodó la camisa y el pantalón con gesto rápido, masculino, todavía recuperándose. Cuando se sintió presentable, salió de su asiento y caminó hacia la cabina. Abrió la puerta. Los dos guardaespaldas estaban parados ahí, rígidos, mirando hacia adelante como si fueran estatuas de museo.
—Pueden volver —dijo Luigi, con ese tono que era mitad orden, mitad humor.
Ambos lo miraron. Luigi arqueó una ceja y sonrió, esa sonrisa suya, ladeada, peligrosa.
—¿Escucharon algo?
El más joven bajó la mirada al suelo, la cara completamente roja, apretando los labios para no reír. Una sonrisa se le escapó igual.
El mayor, sin embargo, le dio un codazo en las costillas y enderezó la espalda. Su expresión era una máscar