Capítulo 42 —Tan al sur
Narrador:
El helicóptero vibraba con fuerza mientras ganaba altura, y Mateo mantenía la mirada fija en la ventana como si estuviera calculando rutas, protocolos, amenazas… Pero no, estaba contando respiraciones.
—Una… dos… tranquilo, carajo... —nadie lo escuchaba, solo él
Su erección seguía ahí, terca, insistente, dolorosamente presente pese al arnés de seguridad que lo oprimía aún más. Frente a él, Dinorah.
Ella se acomodó el cinturón, apoyó la cabeza apenas contra el respaldo y lo miró de reojo. No con burla. No con inocencia. Con esa mezcla peligrosa de nerviosismo y diversión que solo ella podía manejar sin decir una palabra.
Mateo no giró la cabeza. No podía. Pero vio su sonrisa pequeña, apenas curvada, en el reflejo del vidrio. Y eso fue peor.
—Respirá… por Dios, respirá…
Pasaron unos quince minutos así: él luchando por no delatar su cuerpo, ella fingiendo que revisaba su arma para no delatar que lo había notado.
Después de la primera media hora, ella se