Capítulo 235
Después del almuerzo, Roger sabía que tenía que actuar. No soportaba la idea de que Livia saliera sola con Lucca. Cuando la encontró sola en la sala, esperando a que su hermano terminara de arreglarse, tomó una decisión.
Se acercó lentamente, con la mandíbula apretada por los nervios. No había otra manera.
— Hola. ¿Estás esperando a Lucca?
— Sí, fue a arreglarse — respondió ella, inocente.
— Hum… — Roger vaciló un segundo, pero pronto cambió el tono, intentando sonar más ligero. — Me gustaría mucho que vinieras con nosotros.
El corazón de Livia se aceleró, un frío le recorrió la espalda y por un instante olvidó respirar. Pasó la lengua por los labios, húmedos de brillo, como si estuvieran resecos.
— ¿De verdad? — murmuró, con un tono soñador.
Roger sostuvo su mirada, sintiendo un ardor en el pecho.
— De verdad — confirmó, firme. — ¿No quieres venir con nosotros?
Livia guardó silencio unos segundos, el brillo en sus ojos delataba que la idea de estar cerca de Roger la deja