Capítulo 12
Alexander estaba con el vaso de whisky en las manos, cerca de la ventana que daba vista al jardín lateral de la mansión Blake.
Entonces, ella apareció.
Isadora.
Aunque aún afectada por el accidente, irradiaba una belleza que lo golpeaba en el pecho como un puñetazo.
Observó a su hijo ayudándola con gentileza. Conversaban. Reían. Como una pareja.
Y entonces la madre surgió del otro lado del jardín, sonriente, acogiendo a la joven, como si ya perteneciera a la familia desde hacía años.
Alexander apretó el vaso con fuerza.
Sintió que la mandíbula se le trababa.
La imagen era perfecta. Serena. Familiar.
Falsa.
Porque allí estaba ella. La mujer que buscó como un loco. La mujer que enloquecía sus días e invadía sus noches. Y ella estaba sonriendo... con su hijo.
Cerró los ojos por un segundo, intentando alejar el recuerdo de aquel cuerpo en sus brazos, meses atrás. El sonido de su voz en su oído. El sabor, el tacto, la entrega.
"¿Cómo dejé que esto pasara?", pensó, llevando el v