Capítulo 125
A la mañana siguiente, Isadora estaba en el comedor de la empresa, aprovechando un café caliente y unas tostadas. Se sentó junto a una joven simpática, que parecía tener la misma edad.
—¿Tienes hijos? —preguntó la muchacha, sonriendo curiosa.
Isadora se acomodó en la silla y asintió, con ese brillo en la mirada que siempre surgía al hablar de ellos.
—Sí, tres.
Pronto otra compañera, que también se había acercado, entró en la conversación:
—¿Quién los recoge en la escuela por ti?
—La niñera —respondió de forma tranquila.
La primera chica abrió los ojos, impresionada.
—¿Tres hijos? Eres valiente. Hoy en día criar uno ya no es fácil, imagina tres.
Isadora rio levemente, pero sus ojos se perdieron por un instante en recuerdos.
—Es verdad, no es nada fácil… Pero en cuanto vi a Scarlett, mi corazón se apretó. Simplemente no podía salir de Brasil sin ella.
Las compañeras se miraron entre sí, curiosas, hasta que una de ellas preguntó casi en un susurro:
—Espera… ¿Tienes una hija