Capítulo 428
Las probabilidades entre ambos eran ridículamente desproporcionadas.

—Apuesto cincuenta mil dólares —dijo Faustino—. No apuesto más porque me da miedo que alguien no pueda pagar.

El empleado no rechazó la petición de Faustino.

—Bien, Faustino, cincuenta mil dólares.

Bajo el nombre de Faustino apareció la apuesta de cincuenta mil dólares.

Los espectadores estallaron en risas.

—¡Este pendejo está apostando por sí mismo!

—Tiene buena cara pero parece que le falla el cerebro. Si quería ganar algo, debería apostar por Russel, ¿no? Aunque muriera, al menos su familia recibiría algo. Apostando por sí mismo, si pierde no solo pierde la vida sino también la lana.

—Exacto, vamos a ver cómo se muere este idiota.

Russel se carcajeó desde el ring:

—¡De verdad que eres pendejo! No me digas que en serio crees que puedes ganar.

—¡Oye, voy a apostar cien mil por mí! ¿Quién se perdería un negocio tan seguro?

Russel estaba desafiando a Faustino tanto dentro como fuera del ring.

¡Ding!

Con el sonido de la
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