Por supuesto que Aitana lo sabía. Por eso no lo rechazó inmediatamente, ¿quién se negaría al dinero?
Pero tampoco era tonta. Esta generosa oferta de Damián no venía sin condiciones. Su dinero no era fácil de obtener. Sonrió levemente:
—¿Qué obligaciones tendría que cumplir?
Damián la miró directamente:
—Cooperar con el proyecto Pacific Crown y acceder a dormir conmigo.
—¡Damián!
—Tengo necesidades físicas.
Aitana no aceptó de inmediato, solo respondió con suavidad:
—Lo pensaré.
Damián sacó un documento de su bolsillo y se lo entregó:
—Este es el acuerdo. Puedes consultarlo con un abogado. Si tienes otras condiciones, podemos negociarlas.
—Aitana, aunque no haya amor entre nosotros, al menos somos familia.
—Piénsalo bien.
Aitana accedió a considerarlo, pero insistió en irse, no quería pasar la noche allí.
Damián no insistió.
Tenía otros asuntos que atender esa noche.
Cuando Aitana bajó, la ciudad estaba en silencio, con las luces de neón apagadas y solo algunas estrellas solitarias bri