Además, Yolanda esperaba que su boda se celebrara aquí.
Pero los Duarte solo eran una familia de intelectuales, no gente de gran fortuna. El banquete en El Árbol tenía un precio inicial de 3000 dólares por mesa, y con todo lo demás sumaban 50 mesas en total. Los Paz solo venían a comer gratis, sin aportar ni un centavo.
¡Los Duarte no eran tontos!
Yolanda empezó a hacer escándalo afuera:
—Su familia simplemente no me valora, no valora al niño que llevo en el vientre. No solo se niegan a reservar un salón privado, sino que la boda también será miserable.
Héctor trató de calmarla con unas palabras, pero Yolanda no cedía.
Al final, el hombre se quedó callado, con una expresión de "haz lo que quieras".
Afortunadamente, David aún tenía algo de sensatez y salió corriendo para saludar a Héctor:
—Héctor, no te pelees con Yolanda. Su madre la malcrió. Yo tomo las decisiones aquí, hagámoslo según el plan original que propusieron los consuegros. Yo cooperaré activamente también, tratando de no ha