El pasado era como el silencio. Aunque se dirigía hacia una nueva vida, las heridas del pasado seguían doliendo cuando las tocaban. Susana se calmó afuera, y solo cuando sus emociones se estabilizaron regresó al cuarto del hospital.
Aunque fingía estar relajada, Álvaro notó que algo andaba mal y atrajo a su esposa hacia él:
—¿Qué pasó? ¿Por qué tienes los ojos un poco rojos?
Susana negó con la cabeza:
—No es nada, solo me entró arena en los ojos por el viento.
Álvaro tomó sus manos y después de observarla un rato le dijo tiernamente:
—Entonces en el futuro cuando veas arena, camina por otro lado, ¿está bien?
Susana asintió y sus ojos se llenaron de sonrisas. Ya no estaba atrapada en el pasado.
...
Dos días después, Álvaro se sometió a la cirugía pulmonar.
La operación fue exitosa, temporalmente no necesitaba quimioterapia, pero era mejor descansar durante tres meses.
Durante las dos semanas de hospitalización, Rafaela cuidó a los tres niños en casa, mientras Susana acompañó a Álvaro. E