El resplandor de la esfera envolvía el espacio con una intensidad cegadora, tanto que parecía que la misma realidad se desvanecía ante los ojos de Samantha. A medida que se acercaba más a la esfera, el aire a su alrededor se cargaba de una vibración que no solo sentía en su piel, sino en lo más profundo de su ser. Había llegado al final de su camino, aunque no sabía si era la culminación o el principio de algo aún más grande. Cada paso que daba hacia el centro de la caverna parecía más pesado, como si el mismo tiempo estuviera suspendido, observándola con expectación.
La esfera, que antes flotaba serenamente en el aire, comenzó a girar lentamente, como una danza silenciosa que desafiaba las leyes de la física. Los Guardianes formaron un círculo perfecto a su alrededor, sus ojos fijos en ella, pero sin intervenir. Ella no podía entender por qué los miraba con ese aire de misterio, como si no fueran solo observadores, sino algo más. ¿Serían también parte del Velo? ¿O simplemente guardia