El impacto retumba en la tienda, y las botellas sobre el mostrador tiemblan peligrosamente. Mi cuerpo se tensa de inmediato, la sangre se me hiela.
Ricardo se tambalea unos pasos hacia atrás con el ceño fruncido y los labios apretados pero sus ojos siguen brillando con ese fuego amenazante que me hiela la sangre. Debo parar esto, Muévete Isabel.
No se queda atrás y devuelve el golpe con la misma fuerza, Jareth lo recibe y empiezan una masacre de golpes precisos y letales.
Pero aunque intento moverme no lo hago, no me puedo mover. Mis pies están clavados al suelo como si pegamento los hubiera pegado.
El tendero esta llamando a la policía y en cualquier momento estaran aquí. Esto no es bueno, si lo detienen Sam lo sabrá, ¿como le explico una situación como esta? Y Ricardo podría aprovechar el momento.
No, debo parar esto ya o me arrepentiré después
—¡Basta!—pero ninguno me oye, es como si mi voz fuera tragada por los golpe siguientes, estan mas interesados en golpearse como animales.