Adryan miró a su nieto y sintió un peso enorme en su corazón, quería gritarle al mundo que su hijo ya tenía a un heredero, quería redimirse por lo que hizo años atrás, pero consiente de que las cosas no serán tan fáciles como ellos desearían, tomó de la mano a su reina y la detuvo.
―Sabes que no es momento. ―Amalia miró a su nieto. ―Hay que protegerlo de todo lo que está pasando, lo sabes.
―¿Qué está pasando? ―Izan se metió a la conversación, sabe que está mal, pero la curiosidad le ganó. ―¿Hay algo malo? ―Amalia lo miró con ternura.
―No hay nada malo, cielo. ―Le acarició el pelo ya despeinado. ―¿Cómo es que estás despeinado? Acabamos de salir. ―Se asombró.
―La tía Ana dice que mi superpoder es ser un torbellino. ―Se encogió de hombros. ―¿Podemos seguir? Quiero saber a donde vamos. ―Adryan suspiró, es la viva imagen de su hijo.
―Por ahora. ―Lo miró con una sonrisa en los labios. ―Tú irás con la cuidadora real y ella hará todo lo que tú le pidas.
―Adryan… su madre se casará