Osiris se sentía extremadamente culpable, Carlota era todo un amor, la sumaba a todo lo que hacía con sus amigas y eso realmente le estaba partiendo el alma. No fue difícil para ella encajar, después de todo ese era su mundo antes de que sus padres la dejaran en la calle, pero recordar el beso con Aiden y ver como la mujer es realmente buena con ella le revolvía el estómago.
El viaje de sus amigas por alguna razón se había retrasado, pero para su suerte el avión con las decoraciones y demás sí llegó a tiempo por lo que ella estaba con toda la carga de trabajo. La boda era en unas horas y estaba un tanto atrasada, pero Carlota, como el ángel que es contrató a varias personas para ponerlas a disposición de Osiris.
―Está quedando fantástico. ―Carlota se acercó. ―Es muy hermoso todo. ―Osiris la miró atónita, se habían acostado un poco tarde, ¿Qué hacía ella ahí?
―Usted debería estar en el palacio. ―Osiris la miró con ojos grandes. ―No debería estar aquí. ―Carlota rio.
―Tranquila, todo est