CAPÍTULO 84. Cambiando las reglas.
Capítulo 84
Cambiando las reglas.
La ciudad parecía más opaca desde el despacho acristalado en el que Valeria Martínez se movía como una reina ofendida. Afuera, la tarde caía como un manto grisáceo sobre la ciudad; pero adentro de esas cuatro paredes, el aire acondicionado escupía un frío que solo la pulcritud de la decoración podía disfrazar.
Valeria había preparado la escena con la precisión de siempre: carpeta con papeles de propuestas, una taza de café que más tarde no tocaría, y el dispositivo pequeño y negro —discreto, casi imperceptible— que colocó bajo la mesa sin que nadie lo notara.
Diego llegó puntual, con esa expresión de hijo educado que aprendió a emplear cuando le convenía. Iba con papeles y gestos medidos, mostrando lealtad, agradecimiento y un cansancio que muchos confundían con humildad. Se sentó frente a ella y aceptó el café con una sonrisa corta.
—Gracias por venir —dijo Valeria, sin perder la calma—. No hay tiempo para rodeos.
Diego guardó la taza en el plato,