CAPÍTULO 83. ¿Morir o volver a nacer?
Capítulo 83
¿Morir o volver a nacer?
La luz que se colaba en la sala de la casa Martínez iba muriendo con la tarde. Las persianas, medio bajadas, dejaban pasar franjas de luz amarilla que se clavaban en el suelo como cuchillos. El brazalete en su tobillo emitía un leve destello verde cada pocos segundos; ese ticido electrónico era el recordatorio más cruel: estaba confinado, vigilado, reducido a un hombre con recursos pero sin caminos reales fuera de la jaula.
Recibió la visita de Carlos Herrera esa misma mañana. El encuentro no fue nada sido cordial. Ambos intercambiaron medias verdades, promesas medidas y amenazas casi veladas.
Carlos llegó sin guardaespaldas, como quien pretende ofrecer un gesto de confianza, aunque Adrián sabía que en el fondo aquel hombre calculador estaba midiendo cada palabra.
—Adrián —empezó Carlos, dejándose caer en una silla frente a él—. No podemos permitir que la tormenta destruya lo que hemos construido durante décadas. Tu nombre en la prensa es una bomb