Capítulo 77

Viaje a Panamá.

El amanecer en Ciudad de Panamá se abrió como un telón gris, humedecido por la bruma del Pacífico. El avión aterrizó sin sobresaltos, pero el silencio entre Isabela, Gabriel, Julián y Teresa tenía un peso propio, tan denso que ni el ruido de los motores logró romperlo.

Cada uno cargaba su propio caudal de pensamientos, aunque compartían el mismo punto de destino: las coordenadas enviadas por Diego Herrera y el hospital que, según los viejos registros, había sido parte de la red clandestina de ensayos humanos.

Al bajar del vehículo que los llevó desde el aeropuerto, el edificio apareció ante ellos como una carcasa vacía de concreto, devorada por los años, el moho y las grietas. Un letrero oxidado todavía colgaba torcido sobre la entrada: Hospital San Rafael – Anexo Norte.

Las ventanas rotas, el olor acre de humedad y polvo, y la maleza que trepaba por las paredes hablaban de años de abandono… o de ocultamiento.

—Aquí fue —murmuró Julián, con la voz grave—