CAPÍTULO 66. El precio de la verdad.
Capítulo 66
El precio de la verdad.
La ambulancia detuvo su carrera ante el acceso reservado de Clínicas Herrera.
Diego y Valeria descendieron del vehículo con pasos apresurados. En el interior, los médicos movilizaban a Adrián sobre una camilla, la piel pálida y el ceño marcado por el dolor. Un tubo de oxígeno le alcanzaba el rostro y un gotero goteaba sin pausa. Mariana, desplomada contra la pared, sollozaba con lágrimas silenciosas.
—¡Muevan a mi marido a UCI de inmediato! —exigió Mariana al doctor Suáres, jefe de urgencias.
El doctor alzó la mirada y, sin apartar el paso, ajustó el pulsioxímetro en el dedo de Adrián:
—Infarto agudo de miocardio con complicaciones. Lo hemos estabilizado, pero su corazón sigue inestable. Necesita cirugía de revascularización.
Mariana sollozó con más fuerza. Valeria se acercó a agarrarle el brazo y, entre sollozos, levantó la voz:
—¡Todo esto es culpa de ustedes! ¡Papá no habría sufrido esto de no ser por el espectáculo que montaron en el Palacio!