CAPÍTULO 41. Esperanzas renovadas.
Capítulo 41
Esperanzas renovadas.
El ascensor se detuvo en el piso más alto del edificio y las puertas se abrieron con un siseo eléctrico. Gabriel dio un paso al frente, apoyó la mano en el pasamanos y, por un instante, vaciló.
No era la primera vez que regresaba al penthouse después de una ausencia prolongada, pero esta vez algo en su pecho le oprimía el aliento con una fuerza desconocida. Tomó aire, se alisó la camisa y dirigió su silla de ruedas hacia la sala.
Allí estaba Isabela, de pie junto a la gran ventana que enmarcaba la ciudad bajo el manto nocturno. Su figura recortada contra las luces distantes transmitía serenidad; sus manos, sin embargo, sostenían algunas fotografías que delataban su rabia contenida. No gritaba, no lloraba, pero la tensión en sus hombros era tangible.
—¿Qué más me falta por saber? —preguntó en voz baja, casi neutra. Mientras arrojaba las fotografías sobre la mesa de centro.
Gabriel dejó caer la chaqueta sobre el respaldo del sillón más cercano y avanz