Nasser se rio, una risa seca, sin humor.
— ¿Verte caer? ¿Tú crees que yo caería a tu nivel? Siempre fuiste el Halcón Dorado, el elegido, el heredero. Mientras que yo era el chico de reserva, el segundo plato, ¿Crees que no escuché los susurros de mi padre? « ¿Nasser nunca será tan astuto como Kamil o tan poderoso como Tariq? »
La voz de Nasser se volvió repentinamente filosa, cargada de una envidia que databa de la infancia.
— Me enseñaron a ser cínico Tariq, a tomar lo que no me daban. Caldwell en cambio, me dio la oportunidad, el poder, y me dio la validación que necesitaba para tomar mi propia venganza personal. Yo fui la pieza que tú y Amir no veían, Amir solo me tenía como su segundero — sin rio sin ganas.
— Mientras tú jugabas al héroe y Amir jugaba al villano, yo era el que movía el tablero desde la sombra, y ahora… — Nasser hizo una pausa dramática — … ¿adivina quién tiene la ventaja y te espera en Dubái?
Tariq apretó la mandíbula.
— El juego aún no termina, primo.
— Oh, créem