(POV Liam Macmillan)
La lluvia no caía. Se estrellaba. Contra el parabrisas, contra el techo, contra mi paciencia.
Golpeaba como una maldita advertencia del universo.
No tenía por qué estar ahí.
No tenía por qué seguirla.
Pero desde que Olivia salió de la oficina con esa mirada baja y el teléfono apretado contra el pecho como si escondiera dinamita, supe que algo no estaba bien. Que algo se me estaba escapando.
Y eso me revienta más que cualqu