Mundo ficciónIniciar sesiónLa maquilladora la condujo hasta la habitacion que funcionaba como el camerino privado. El contraste con el bullicio exterior la golpeó de inmediato: silencio, un espacio íntimo. Había espejos iluminados por focos circulares, percheros de vestidos de seda y encaje que parecían sacados de una fantasía. Sobre una mesa, estuches de terciopelo exhibían joyas deslumbrantes.
Sophie se sentó, aún nerviosa. El corazón le martilleaba en el pecho mientras las manos expertas de la estilista recorrían su cabello, recogiendo mechones, aplicando fijador con un olor dulce y penetrante.
—Relájate —le dijo la mujer, pintándole los labios con un rojo carmesí que transformó su rostro.
Sophie obedeció en silencio, pero cuando abrió los ojos al espejo casi no se reconoció. La chica insegura con ropa sencilla había desaparecido. En su lugar, la mujer que la observaba tenía una mirada profunda, sensual, peligrosa. Era poderosa.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo.
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