Mundo de ficçãoIniciar sessãoLa tormenta sobre Manhattan no rugía: esperaba. Esa clase de tensión que se siente en el aire antes de que el cielo decida romperse en dos. Desde el piso 70 de la Blackwood Tower, el horizonte tenía un color metálico, un gris profundo que hacía que las luces de la ciudad parecieran heridas abiertas en la distancia. Los ventanales del despacho privado devolvían un reflejo distorsionado de Damien: saco colgado en el perchero, mangas arremangadas, la mandíbula apretada con una determinación que lo volvía casi irreconocible incluso para sí mismo.
Charles Wentworth estaba sentado al otro lado del escritorio, con las manos entrelazadas y la arrogancia evaporándosele poco a poco a medida que comprendía que esa reunión no era una negociación. Era un final.
Damien colocó un contrato sobre la mesa. No hubo preámbulos.
—Se acabó —dijo con una v







