Capitulo 10

Después de un día agotador con Emma, y un pequeño roce con Maximiliano que aún le rondaba en la mente como una espina sutil, Ana Lucía decidió enfocarse solo en lo que de verdad importaba en ese momento: la pequeña. Con voz suave y gestos delicados, la ayudó a meterse en la tina, llenándola de espumas fragantes que olían a lavanda y vainilla. Emma chapoteaba entre burbujas, soltando pequeñas risitas que a Ana le llenaban el alma. Fue un instante cálido, casi mágico, que envolvía la habitación en una burbuja de ternura.

Después del baño, secó su cuerpecito con una toalla suave y tibia, envolviéndola como si fuera un pequeño capullo. Luego le puso con cuidado su pijama de Stitch, esa que tanto adoraba y que ya empezaba a quedarle un poquito corta por lo rápido que crecía. Le acomodó el cabello húmedo con los dedos y le dio un beso en la frente, inhalando el aroma limpio y dulce de su piel.

—¿Lista para dormir, la reina de la casa? —preguntó Ana con una sonrisa, mientras le ajustaba la c
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