El sol apenas comenzaba a asomarse por las colinas cuando la mansión Cisneros despertó con un murmullo extraño. No era el trinar habitual de las aves, ni el crujido de la madera antigua al calentarse con los primeros rayos. Era algo más… como una electricidad contenida en el aire, un preludio del caos.
En la sala principal, el mármol relucía con el reflejo dorado del amanecer que se colaba entre las cortinas abiertas. El aroma a café recién hecho competía con la tensión que flotaba en el ambiente. Y en medio de todo, Alan sentado con una pierna cruzada, revisaba su celular con una sonrisa burlona.
—Mmm… bueno, esto sí que es una portada de infarto —murmuró mientras deslizaba el dedo por la pantalla, claramente se apreciaba Nelly golpeado a un hombre, en otra donde Alan lo golpeaba y seguida Nelly, siendo cargada como costal de papas.
El portón se cerró con un leve rechinar a lo lejos. Alan supo que se venía algo grande con esas noticias.
Desde la cocina llegaban sonidos de tazas coloc