Capitulo 38

La discusión cesó, Adrián con un suspiró de resignación salió dejando a Alan solo, con una opresión en su pecho. Le dolía saber que para su hermano, él era una amenaza. Pero no iba a descansar hasta obtener si perdón y hacerle entender que Karina no merecía que ellos estuviesen peleados.

Adrián entró en la habitación y el silencio fue lo primero que lo recibió. Caminó hasta el centro, con el ceño fruncido, mirando alrededor. Las cortinas ondeaban levemente por la brisa nocturna, la lámpara de la mesita seguía encendida y una novela a medio leer descansaba sobre la colcha perfectamente tendida. Pero ella… no estaba.

—¿Nelly? —llamó, aunque su voz ya se había teñido de preocupación.

Abrió la puerta del baño. Nada. Se asomó al balcón. Nadie. Solo el murmullo distante de los árboles meciéndose en la noche.

Bajó con paso firme por las escaleras, recorrió el pasillo hasta la cocina, donde una de las chicas del servicio limpiaba la encimera.

—¿Has visto a Nelly? —preguntó, intentando que no
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