Fayna no estaba acostumbrada a mentir, nunca tuvo la necesidad de hacerlo, en Italia todos conocían a su familia, nadie en su sano juicio osaba meterse con ninguno de ellos, aunque no era precisamente por miedo, sino más por respeto.
Pero ahora no estaba en Italia, esto era Francia y, tal parecía que en aquel país poco conocía el respeto, y la castaña no pudo evitar pensar en lo trillado de la situación, ¿en verdad ser mafioso era malo?, ellos al menos tenían leyes, que no estaban escritas pero que se cumplían, ningún mafioso italiano tomaría el matrimonio como un juego, sea hombre o mujer, mientras se fuese soltero se podía hacer lo que se le apetecía, pero una vez casados eso era otra cosa.
—Eres muy callada, ojalá, Olivia, hubiese sido así a tu edad.
Tanto Amir como a Olivia vieron a Fayna con asombro, percatándose que las palabras de Inés simplemente decían la verdad, Fayna no había abierto la boca en casi toda la cena, bien se podría suponer que era por estar disfrutando de tan m