Amir Rossi al fin se sentía en el paraíso, luego de tantos años de vagar en las tinieblas del infierno que él mismo había creado, sentía que al fin el diablo había ingresado en el paraíso, y pensaba mantenerse allí, cueste lo que cueste.
Ese fue el motivo por el cual, decidió terminar con esa sesión de placer, que tanto había anhelado, no por gusto, claro que no, si fuese por él desde ese día en adelante, viviría hundido en Olivia, pero aún no olvidaba que necesitaba atraparla al completo, su historia recién estaba comenzando, aún había huecos de verdades no dichas, que cuando salieran a la luz, podían provocar que Olivia quisiera alejarse de él.
Algo en su interior le decía que estaba contrarreloj, quizás era el sentir de mafioso que siempre se llevaría adentro, esa fibra que no le permitía bajar la guardia, y fue por eso que tomó la decisión de pedirle a su curvy diosa, que invitar a su familia a cenar.
—No es necesario Amir.
Respondió Olivia, aun esparciendo aceites por su abdomen,