Tres bebés, eso había dicho el médico, Olivia tendría tres bebés, y Amir sentía la ansiedad pisarle los talones.
Era su diosa, era la mujer que con solo una mirada lo había cautivado la que, con su sola presencia, llenaba el vacío del destierro auto impuesto que cargaba el CEO, ese que lo mantenía sin ver a ninguna de sus dos familias.
Este hombre sentía que sin ella no podria vivir, entonces, su mente le susurraba que muchas cosas podían pasar, y no solo a ella, sino también a esos tres pequeños brotes que crecían en su vientre.
— De hoy en adelante, deberás sentarte en el asiento trasero.
Informo de pronto el CEO, con voz solemne, provocando que Olivia dejara de ver esas tres siluetas en la ecografía, para verlo a él, estaba tan ensimismada en la imagen, que no se había percatado que Amir conducía casi a paso de hombre.
— ¿Que?
Consulto un poco desorientada, al percatarse del sonido de los cláxones resonar a su alrededor, acompañado de un par de insultos de aquellos conductores que