El silencio que siguió a la propuesta de Scarlet fue tan denso que parecía absorber la luz. Solo el crujido de las brasas del fuego rompía el aire, proyectando sombras inquietas sobre los rostros tensos de los presentes.
Sadus se inclinó hacia adelante, apoyando los codos sobre las rodillas, su mirada fija en Scarlet. —¿Si esto es una trampa? —dijo con voz grave—, no vivirás para ver la próxima luna llena.
Scarlet arqueó una ceja y soltó una risa baja, casi musical. —¿Trampa? Oh, Sadus… Si quisiera matarlos, no habría venido a negociar. Solo habría esperado la noche adecuada.
Kaige bufó, cruzando los brazos. —Y, sin embargo, aquí estás. Con dos sombras a tu espalda y una sonrisa que promete más problemas que soluciones.
—Es mi naturaleza —replicó Scarlet, ladeando la cabeza—. Pero también lo es sobrevivir.
Dio un paso hacia el fuego, dejando que la luz roja lamiera la silueta de su cuerpo. —Lo diré claro: los Red están debilitados. El nuevo líder, cree tener todo bajo control, pero ig