91. El rumor del bosque
El día comenzaba a morir entre los árboles altos de Cárselin. El viento cruzaba como un susurro entre las hojas secas, agitando las ramas sin prisa. Las chimeneas humeaban lentamente, y algunos niños corrían por los caminos de tierra, riendo, ajenos a la fragilidad del equilibrio que los sostenía.
Raven estaba junto al arroyo, lavándose las manos luego de reparar una valla con unos jóvenes de la aldea. El agua le traía cierta paz. Un silencio profundo que le permitía mantener la mente lejos de todo lo que había dejado atrás. Pero esa paz era frágil, y en el fondo, él lo sabía.
Lo sintió antes de oírlo.
Una vibración en el pecho. Un mal presentimiento que llegó como un escalofrío bajo la piel. Se giró lentamente, y entonces lo vio: a lo lejos, cruzando el límite de la arboleda, un lobo de pelaje grisáceo tambaleaba entre los árboles. No era parte de la manada. Sus pasos eran torpes, y el olor a sangre lo delataba.
Raven corrió hacia él, justo cuando los demás también lo notaron.
El lob