21. Silencios Rotos
La noche había traído consigo un silencio inquietante. Ailén caminaba sola por los pasillos vacíos de la biblioteca universitaria, su mochila colgando del hombro, apretada contra su pecho como si intentara proteger algo más que simples libros. Desde aquella noche en la que vio a Liora usar magia, algo se había quebrado en su interior. No era miedo... era una mezcla de confusión, desconfianza y una sed insaciable de respuestas.
Durante días había fingido normalidad. Sonreía cuando debía, reía en los momentos justos, incluso seguía tomando café con Raven y Liora en la cafetería del campus como si nada hubiera cambiado. Pero dentro de su mente, una tormenta se gestaba.
Ese día, esperó a que todos se fueran a dormir. En su cuarto, la pantalla del portátil brillaba en la oscuridad, iluminando su rostro concentrado. Había descubierto foros secretos, espacios digitales escondidos en capas profundas de la web. Entre ellos, uno captó su atención: Vigías del Umbral.
Le tomó tiempo ganarse la co