15. La Máscara del Intruso
El frío otoño se colaba entre las ramas desnudas de los árboles que bordeaban el campus universitario. Una ligera neblina matutina envolvía los caminos, y las hojas secas crujían bajo los pasos dispersos de los estudiantes que comenzaban su día. A simple vista, parecía una mañana cualquiera, tranquila, pero para Raven, cada instante estaba cargado de una tensión que le oprimía el pecho y le aceleraba el pulso.
Desde que Elías llegó, la atmósfera en la universidad se había transformado. Su sonrisa, impecable y carismática, parecía esconder una tormenta bajo la superficie. Para muchos, Elías era el nuevo estudiante modelo, aquel con quien cualquiera querría coincidir en clase o en el café, pero Raven lo veía como una amenaza latente, un depredador disfrazado de amigo.
Aquel día, mientras Raven salía de la casa de Ailén, lo vio apoyado contra un árbol, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el horizonte, como si lo estuviera esperando.
-- Buen día, Raven -- saludó Elías con e