Grayson
La luna había comenzado a ascender en lo alto del cielo, bañando todo el reino con su fulgor plateado. El aire olía a bosque húmedo y a peligro. Mis pasos resonaban firmes sobre el suelo de piedra mientras me encaminaba hacia las puertas principales, donde ya me esperaban Lyam, Saúl, Erik y un grupo de soldados seleccionados. El deber me llamaba, pero mi mente seguía atrapada en una única imagen: Azura. Ella dormía, delicada, frágil, llevando dentro de sí la vida de nuestro futuro heredero. Dejarla atrás en un momento así me desgarraba, pero era inevitable.
Antes de partir, me aseguré de tomar a Theo aparte, lo miré con una seriedad que no admitía dudas y le hablé bajo, con un tono que era más una orden que una petición.
—Theo, escucha bien lo que voy a decirte. La vida de Azura está en tus manos mientras yo esté fuera. Quiero que respires cuando ella respire y que te muevas cuando ella se mueva. No te apartes ni un segundo de su lado. Si alguien siquiera osa acercarse, lo ma