El cielo empezaba a oscurecer cuando Arc encendió su coche y salió del área del centro de control de White Corp. Acababa de terminar tres reuniones importantes con el equipo de ciberseguridad, revisar la red de defensa digital de la empresa y organizar la rotación de patrullas para proteger a Aurora y a su bebé, cuyo nacimiento estaba cada vez más cerca.
El reloj del tablero marcaba las 19:47. Un día largo, como siempre.
Arc recostó la cabeza un momento en el respaldo del asiento.
Suspiró profundamente.
—Décadas enteras, todo para el Alpha Damian, para la Manada.
Hasta ahora, su vida había sido trabajo, deber y protección. Era el Beta más leal en la historia del White Pack. Nunca hubo un escándalo, nunca tomó más de un día libre, y nunca se enamoró. No porque no quisiera, sino porque no podía.
Demasiado torpe, demasiado rígido, demasiado “pragmático”, así lo había dicho una vez Damian entre risas, ¿y qué mujer se sentiría atraída por un hombre que hablaba como un robot y sonreía tan p