El estado de ánimo de Damian no era bueno. Uno tras otro, los informes sobre su escritorio apuntaban a lo mismo: una filtración de información. El principal proveedor había roto el contrato, los inversores comenzaban a retirarse. La reputación que con tanto esfuerzo había reconstruido tras reconciliarse con Aurora empezaba a desmoronarse.

—Esto ya no es una coincidencia —dijo Damian.

Arc estaba de pie junto a su escritorio.

—Sebastian Knight. Él y Aurora están trabajando juntos. Cada uno de nuestros movimientos, ellos lo saben antes que nadie.

—¿Y por qué los dejamos? Nos están atacando por dentro y por fuera. ¡No puedo quedarme sentado! —espetó Damian.

—Si respondemos abiertamente, el público lo sabrá. Ya te has humillado frente a los medios. Pediste disculpas. Si ahora contraatacas, parecerás un líder inestable.

Damian empujó su silla hacia atrás de una patada.

—Maldita sea.

Mientras tanto, en el oscuro edificio que servía de sede a Knight Holdings, Aurora observaba tras un ventanal