*—Dominick:
Callum buscó sus labios una vez más y comenzó a besarlo con pasión, y Dominick correspondió, devorándolo con hambre de días, pero es que así se había sentido… hambriento, vacío, rabioso. Dominick ancló las manos en la cintura de Callum, sosteniéndolo mientras se besaban con ardor. Las lenguas se entrelazaron, los dientes tiraron de los labios, y el sonido sucio y húmedo de sus bocas llenó la oficina como una melodía prohibida.
Su omega se acomodó en su regazo, sus nalgas abiertas sobre su pelvis, y comenzó a frotarse con desesperación contra su erección. Dominick gimió en su boca, bajó las manos y las aferró a esas suaves nalgas, abriéndolas para él. Sus dedos se mojaron al instante. Callum estaba empapado. Lo ayudó a frotarse más fuerte, más profundo, mientras el beso se volvía salvaje.
Pero no fue suficiente.
Dominick llevó los dedos hacia la raja húmeda de Callum y empujó dos de ellos dentro. Su omega rompió el beso y gritó su nombre, aferrándose a sus hombros.